Descentralización y municipios fronterizos. Unidad didáctica 1: Conflicto y territorio

Abstract

La descentralización territorial en los años ochenta es el resultado de la reforma del Estado que responde a una estrategia contrainsurgente para transferir el poder político y económico hacia las regiones con presencia institucional débil, y ofrecer a sectores marginados la posibilidad de acceder al poder político local; reforma que fortalecería los cauces democráticos e invalidaría las motivaciones para acudir al conflicto por parte de los actores armados. Sin embargo, tres décadas después el conflicto armado persiste en amplias áreas vacías del Estado, convirtiéndose en una problemática neurálgica en la gestión de las entidades territoriales que sumada a las deficiencias propiamente administrativas –escaso desarrollo institucional y económico de los municipios– han creado las condiciones para la reproducción y el asentamiento del conflicto, para la toma del poder local mediante el copamiento de las autoridades y el acceso a los recursos financieros de las entidades territoriales. En este escenario, la gestión pública local, al igual que su gobernabilidad, es afectada en los siguientes aspectos: Conformación de los gobiernos locales con la injerencia de los grupos armados en procesos electorales; en la Administración local con la apropiación, destinación y disponibilidad de los recursos públicos; tensiones que provocan conflictos, fraccionan y paralizan las decisiones públicas; y por último, en la legitimidad del Gobierno local al ser éste suplantado en buena medida. La diferenciación de la presencia institucional del Estado y las formas que adopta el conflicto armado y la violencia en las distintas regiones explican por qué la evolución de las guerrillas y los grupos paramilitares de derecha se mueven en contravía. Así, los grupos guerrilleros nacen en zonas de colonización campesina, para proyectar su presencia a zonas ricas, de bonanza económica y de cultivos ilícitos que les permiten su financiamiento.